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¿Se puede vivir mejor en tiempos de Crisis?


Las crisis han existido siempre, lo sabemos los chilenos.

Acostumbrados a sacar todas nuestras capacidades de luchar y salir adelante, desplegando la máxima nuestra resiliencia.


Las crisis son siempre oportunidades de crecimiento.

No intentes sacarla de encima, experimentala aprende, con humildad, lo nuevo, de aquello que va más allá de lo que siempre has sabido y manejado. Aquello en lo que eres frágil e inmaduro, aquello que implica, incluso, decepcionarte de ti mismo y que representa dolor para tu ego.

A todos nos ha tocado vivir momentos de crisis. Es un ingrediente fundamental de la vida.

Para algunos la vida misma es una crisis, desde abusos, denostaciones y maltratos, hasta periodos de crisis generados por el entorno familiar, local o global.

Vivir es pasar a través de constantes ciclos; y las crisis son como el día y la noche; las estaciones del año; la salud y la enfermedad; ganar y gastar dinero; amar y odiar; nacer, crecer, envejecer y morir.

En cada uno de ellos, cada uno tendrá mayores o menores niveles de dificultad para enfrentar con energía una cantidad mayor o menor de obstáculos.

Algunos viviremos en la pobreza toda la vida, o en curvas ascendentes y descendentes de manía y depresión, otros vivirán vidas tranquilas, de crecimiento constante y en ciclos ascendentes.

¿Cómo lograr que las crisis y sus ciclos sean más ascendentes y positivos?

¿Qué define la duración y la dureza de una crisis o de un ciclo?

Existe un orden universal que fluye para todos y al parecer, las matemáticas diseñan y afectan con precisión el devenir de todo lo que ocurre en todo lo creado, incluyendonos.

A esto llamamos karma, una palabra neutra que significa acción y cuya noción es la de causa y efecto.

Una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas. También conocido como un espíritu de justicia y/o equilibrio (Wikipedia).

Se refiere a que cada pensamiento, cada emoción y cada acto que realizamos, produce un eco en el universo que luego vuelve multiplicado a través de lo que otros o las situaciones nos hacen devuelta, principalmente cuando repetimos muchas veces un mismo tipo de conducta.

Es una creencia central en todas las religiones, por supuesto en el budismo y el hinduismo, pero también en el cristianismo, que no usa exactamente esa palabra, pero si la describe en su noción más profunda a lo largo de todas las escrituras; por ejemplo “ama a los demás como a ti mismo”, “con la vara con que midas serás medido”.

Generalmente se interpreta el karma como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto, referido  al concepto de «acción» entendido como aquello que causa el comienzo del ciclo de causa y efecto. Esto no como un castigo, si no con el fin de aprender y evolucionar.

Si todo esto es cierto, entonces lo que determina la profundidad, duración y efecto de las crisis depende en parte de cada uno y la conciencia de esto nos puede permitir comprender y vivir de mejor manera esta situación global en que estamos inmersos y también nuestras crisis personales producto de nuestra relación con el entorno y el actual encierro físico y mental que estamos viviendo.

De los pensamientos, emociones y conductas que realizamos a diario. De lo bueno vendrán cosas buenas como un eco y de lo malo que hagamos vendrán los efectos negativos que corresponden. Entonces cada situación por pequeña que sea, que vivo a diario, es un reflejo de lo que yo he hecho antes.


La vida es como un espejo.

Démosle una oportunidad a nuestra vida aprovechando de conocernos más.

Podemos vivir mejor en tiempos de crisis.

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